¿Qué es lo primero que te viene a la cabeza cuando alguien menciona a Francia? La Torre Eiffel, el queso francés, la baguette...

 

Un momento: la baguette.

 

Deja que te contemos una historia sobre este icono francés. Todo un símbolo de la forma de vida francesa. De hecho, es una historia de amor realmente pastelosa, sin altibajos ni dramas.

 

Los franceses sencillamente adoran esta perfecta barra crujiente por fuera y blandita por dentro (sí, la palabra «baguette» significa en realidad BARRA).

 

Pero, antes de adentrarnos en esta historia de amor, aclaremos algunos aspectos...

 

¿Sabías que Francia tiene la mayor densidad de panaderías del mundo? Se venden unos diez mil millones de baguettes al año en Francia, y los franceses comen de media la mitad de una baguette cada día por persona. Vuelve a leerlo... Diez mil millones. Al año.

 

No caminarás por ninguna calle de Francia sin toparte con una «boulangerie» y con al menos un francés con una baguette recién hecha bajo el brazo.

 

En Francia, nos tomamos muy en serio a nuestra amada baguette, tanto que ¡hasta existe una ley nacional al respecto! Las baguettes tradicionales deben prepararse en los establecimientos en los que se venden y solo pueden elaborarse con cuatro ingredientes: harina de trigo, agua, sal y levadura. Su diámetro aproximado es de 5-6 cm, y tienen una longitud de 55-65 cm. No pueden conservarse en ningún momento y no deben contener ningún tipo de aditivos ni conservantes. ¿No te parece increíble?

 

Por otra parte, esto significa que se echan a perder en 24 horas, pero ¿qué más da? Son tan perfectas que los restos de baguette son casi un mito en Francia.

 

Aunque nos horroriza la idea de comer por la calle, hacemos una excepción cuando se trata de nuestro gran amor. Resulta prácticamente imposible resistirse a morder el extremo de una baguette calentita recién hecha de camino a casa. ¡Y lo entendemos perfectamente!

 

Este trozo de pan es una parte tan grande e importante de nuestras vidas y de nuestra cultura que hasta tenemos un refrán: «Long comme un jour sans pain». Básicamente, significa que algo es aburrido e interminable: «Más largo que un día sin pan».

Suena a que has tenido un día duro, ¿verdad?

 

La historia no acaba aquí, pero podríamos estar hablando de ella eternamente. Lo mejor que puedes hacer para entender la pasión por esta barra crujiente con un corazón blando es lanzarte a probarla. Pero nunca te olvides de comerla con tu queso favorito Ile de France. Recuerda: ¡algunas reglas deben obedecerse!